Semblanza de Russ Meyer
Me gustaría presentarles a un extraordinario director cinematográfico. Su nombre es Russ Meyer, y apuesto a que, más de una conoce algo de su peculiar filmografía…A los hombres, en general, se les suele atribuir el hecho de que siempre prefieren unos pechos grandes, cuanto más mejor. Por supuesto, por suerte esto no es una verdad absoluta, y debido quizá a la desagradable proliferación de pechos mal operados, cada vez hay más hombres que se quedan con lo natural… (o al menos eso es lo que ellos afirman)En el caso de este hollywoodiense personaje, yo diría que, más allá de sentir una ligera atracción por los escotes generosos, lo suyo era una delirante y compulsiva obsesión por las féminas capaces de llenar una talla XXL de sujetador. Ignoro si esta afición suya estaba originada en los pechos de su mamá, en sus antepasados neandertales o, por el contrario, si se trataba de un verdadero degenerado, pero el caso es que dejó huella en la historia del cine más underground. Quizá nunca estuvo cerca de ser premiado por la Academia, pero sus películas, clasificadas como serie-Z, están consideradas objeto de culto por sus, todavía numerosos, seguidores y coleccionistas.Hijo de un policía y de una enfermera (quizá de ahí venga su marcado estilo cinematográfico, la combinación entre la violencia desmedida y la feminidad de las fantasías sexuales más recurrentes), este carismático trasgresor en potencia, comenzó su carrera como fotógrafoen los años 50, y en breve se convirtió en un fecundo colaborador de la revista Playboy. Más tarde, en 1959, debutaba en la pantalla grande, comenzando así una prolífica aunque peculiar carrera compuesta, básicamente, de bellas señoritas, un tanto pervertidas, liberales, e incluso sádicas (por lo menos sí los personajes), donde la única característica que las unía es que a ninguna de ellas le faltaba «pechonalidad».
USCHI DIGARD
A lo largo de su filmografía, donde podemos encontrar veintitrés títulos, tuvo sus subidas y sus bajadas, aunque, los filmes que más han pasado a la historia son también los que irradian una mezcla delirante de humor negro, sexo, corrupción e incluso alguna pincelada gore. Sin olvidarnos de la violencia explícita y genuina que caracteriza a películas cómo Faster Kill! Kill!, donde bajo las órdenes de la exuberante Tura Satana (quizá la actriz más guarra que haya pisado jamás un estudio) un trío de lesbianas asesinas a bordo de unas ostentosas motocicletas siembra el terror a su paso. En este filme, Meyer va preparando el camino para una suerte de tetralogía que verdaderamente supuso un inesperado éxito de taquilla.
TURA SATANA
En sus filmes más conocidos, Vixen!, Supervixens, Megavixens, y Beneath the Valley of the Ultravixens, Meyer nos sorprende nuevamente con unos argumentos trufados de violencia y de generosos y bien escogidos senos. A pesar de peculiares connotaciones que rayan lo obsceno, podemos definir su género como «sexy-comedia»
Eduardo Chinasky
ROBERT FRANK, UN CINEASTA EN EL CAMINO
"USO LAS PALABRAS PARA DESTRUIR LAS IMÁGENES"
Hace apenas dos años, la obra fílmica del fotógrafo Robert frank desembarcó en Buenos Aires, durante el 7 BAFICI. Pudieron verse, entre otros, Me and my brother, o True Story, títulos míticos en la historia de la contracultura estadounidense.El gran libro de Frank, su obra más reconocida, es The Americans. En ese momento nació una nueva manera de mirar. La intuición y la captura del instante era la regla para el joven fotógrafo. Jack Kerouac, su admirador, calificó a Frank como un "Poeta triste", y lo cierto esque The Americans ( y el resto de su obra) se apoyan descarnadamente en unavisión cínica del "American Way of Life". En 1959, realizó su primer film documental: Pull my Daisy, con Allen Ginsberg y otros escritores. Amigo de todos los poetas beatniks (Gregory Corso, Lawrewnce Ferlinghiett, Kerouac, etc), Frank renegó del fotoperiodismo puro y aportó una mirada sobre la realidad totalmente espontánea. En estos días, el Museo Isaac Fernández Blanco inaugura la muestra Robert Frank Words,con 73 obras del reconocido fotógrafo y cineasta. Además, en la AlianzaFrancesa habrá mesas redondas sobre puntos clave del recorrido del artista: The lines of my hand (4 de septiembre) y Moving out (11 de septiembre).
"USO LAS PALABRAS PARA DESTRUIR LAS IMÁGENES"
Hace apenas dos años, la obra fílmica del fotógrafo Robert frank desembarcó en Buenos Aires, durante el 7 BAFICI. Pudieron verse, entre otros, Me and my brother, o True Story, títulos míticos en la historia de la contracultura estadounidense.El gran libro de Frank, su obra más reconocida, es The Americans. En ese momento nació una nueva manera de mirar. La intuición y la captura del instante era la regla para el joven fotógrafo. Jack Kerouac, su admirador, calificó a Frank como un "Poeta triste", y lo cierto esque The Americans ( y el resto de su obra) se apoyan descarnadamente en unavisión cínica del "American Way of Life". En 1959, realizó su primer film documental: Pull my Daisy, con Allen Ginsberg y otros escritores. Amigo de todos los poetas beatniks (Gregory Corso, Lawrewnce Ferlinghiett, Kerouac, etc), Frank renegó del fotoperiodismo puro y aportó una mirada sobre la realidad totalmente espontánea. En estos días, el Museo Isaac Fernández Blanco inaugura la muestra Robert Frank Words,con 73 obras del reconocido fotógrafo y cineasta. Además, en la AlianzaFrancesa habrá mesas redondas sobre puntos clave del recorrido del artista: The lines of my hand (4 de septiembre) y Moving out (11 de septiembre).
"Nunca creí en hacer arte como fotógrafo. Me parece un gran error decir ARTE en letras mayúsculas."
Robert Frank nació en Zurich en 1924. Su infancia y adolescencia las vivió en su país natal.Es allí donde comienza su aprendizaje con fotógrafos como Hermann Segsser, Michael Wolgensinger o Victor Baverat.También hace sus primeras incursiones en el cine realizando la foto fija de un par de películas de Leopold Lindtberg y Sigrit Steinert. Pronto Suiza se convierte en un lugar demasiado provinciano y estrecho para el joven Frank. Esto tiene un claro correlato en sus primeras fotografías: algunas rayan en el más puro (y aborrecible) costumbrismo. Nieve, vacas, eran los elementos que aportaba ese contexto a la elaboración visual del Frank de antes de 1947. Es entonces cuando decide "huir" de Suiza y zarpa con rumbo al puerto de Nueva York. Las fotos de sus primeros años americanos denotan la sorpresa por la gran urbe y su variedad de estímulos visuales, comparada con la de los monótonos montes suizos. Por unos meses trabajó en Harper's Bazaar. También en 1947 conoce a Louis Faurer, fotógrafo cuyo trabajo afectó a Frank. A partir del año siguiente, viaja por Perú, Bolivia, España y Francia, utilizando ya una cámara Leica. En 1950 regresa a Nueva York y participa en 51 American Photographers, exposición del MOMA organizada por Steichen. En los años 1953 y 1954 conoce a dos personas de gran importancia en su carrera. Fueron Walker Evans y el poeta Allen Ginsberg. El primero se convirtió en un referente en la obra fotográfica de Frank. El segundo fue su puerta de entrada en la beat generation, una de las claves para entender su siguiente proyecto: durante 1955 y 1956 recorrerá, tomando fotografías, los Estados Unidos con el soporte económico de una beca de la John Simon Guggenheim Foundation. El duro trabajo de esa época gestará uno de los libros más influyentes de la fotografía del siglo pasado: The Americans (ver comentario en este número). El mismo año de publicación del libro, 1958, Frank realiza una serie de fotografías de neoyorquinos tomadas desde un autobús en su recorrido por la calle 42. Sobre ellas dice: "When I selected the pictures and put them together I knew and I felt that I had come to the end of a chapter".El nuevo capítulo en la obra y vida de Robert Frank es el que va a ocupar el cine. Su primera película fue Pull my Daisy, de 1959. La fotografía queda abandonada desde 1960 hasta 1972 y desde entonces se convierte en una forma de expresión ligada a un mundo más privado y emocional. La muerte de su hija Andrea en 1974 es vivida por Frank como un acicate en esa nueva dirección de su obra. Ya en 1972 había publicado un libro que va a suponer un viraje hacia la intimidad de su vida cotidiana. Se trata de The Lines of My Hand, un catálogo de fotografías autobiográficas.Se suceden desde entonces proyectos cinematográficos ( The Sin of Jesus, 1961; Conversations in Vermont, 1969; Keep Busy, 1975; Home Improvements, 1985; Movig Pictures, 1994 o San Yu, 2000 ) con proyectos fotográficos, muchas veces ejecutados para costear los primeros. Sin embargo, la fotografía de Frank también se ve beneficiada en la medida en que gana matices gracias a la adquisición de alguna de las dimensiones del cine. El montaje y la palabra se incorporan a la fotografía como fruto de ese diálogo entre ambas medios de expresión.
Robert Frank nació en Zurich en 1924. Su infancia y adolescencia las vivió en su país natal.Es allí donde comienza su aprendizaje con fotógrafos como Hermann Segsser, Michael Wolgensinger o Victor Baverat.También hace sus primeras incursiones en el cine realizando la foto fija de un par de películas de Leopold Lindtberg y Sigrit Steinert. Pronto Suiza se convierte en un lugar demasiado provinciano y estrecho para el joven Frank. Esto tiene un claro correlato en sus primeras fotografías: algunas rayan en el más puro (y aborrecible) costumbrismo. Nieve, vacas, eran los elementos que aportaba ese contexto a la elaboración visual del Frank de antes de 1947. Es entonces cuando decide "huir" de Suiza y zarpa con rumbo al puerto de Nueva York. Las fotos de sus primeros años americanos denotan la sorpresa por la gran urbe y su variedad de estímulos visuales, comparada con la de los monótonos montes suizos. Por unos meses trabajó en Harper's Bazaar. También en 1947 conoce a Louis Faurer, fotógrafo cuyo trabajo afectó a Frank. A partir del año siguiente, viaja por Perú, Bolivia, España y Francia, utilizando ya una cámara Leica. En 1950 regresa a Nueva York y participa en 51 American Photographers, exposición del MOMA organizada por Steichen. En los años 1953 y 1954 conoce a dos personas de gran importancia en su carrera. Fueron Walker Evans y el poeta Allen Ginsberg. El primero se convirtió en un referente en la obra fotográfica de Frank. El segundo fue su puerta de entrada en la beat generation, una de las claves para entender su siguiente proyecto: durante 1955 y 1956 recorrerá, tomando fotografías, los Estados Unidos con el soporte económico de una beca de la John Simon Guggenheim Foundation. El duro trabajo de esa época gestará uno de los libros más influyentes de la fotografía del siglo pasado: The Americans (ver comentario en este número). El mismo año de publicación del libro, 1958, Frank realiza una serie de fotografías de neoyorquinos tomadas desde un autobús en su recorrido por la calle 42. Sobre ellas dice: "When I selected the pictures and put them together I knew and I felt that I had come to the end of a chapter".El nuevo capítulo en la obra y vida de Robert Frank es el que va a ocupar el cine. Su primera película fue Pull my Daisy, de 1959. La fotografía queda abandonada desde 1960 hasta 1972 y desde entonces se convierte en una forma de expresión ligada a un mundo más privado y emocional. La muerte de su hija Andrea en 1974 es vivida por Frank como un acicate en esa nueva dirección de su obra. Ya en 1972 había publicado un libro que va a suponer un viraje hacia la intimidad de su vida cotidiana. Se trata de The Lines of My Hand, un catálogo de fotografías autobiográficas.Se suceden desde entonces proyectos cinematográficos ( The Sin of Jesus, 1961; Conversations in Vermont, 1969; Keep Busy, 1975; Home Improvements, 1985; Movig Pictures, 1994 o San Yu, 2000 ) con proyectos fotográficos, muchas veces ejecutados para costear los primeros. Sin embargo, la fotografía de Frank también se ve beneficiada en la medida en que gana matices gracias a la adquisición de alguna de las dimensiones del cine. El montaje y la palabra se incorporan a la fotografía como fruto de ese diálogo entre ambas medios de expresión.
FILMOGRAFÍA
Pull My Daisy
Robert Frank y Alfred Leslie, Estados Unidos, 1959, 16mm, 28'.Escrito y narrado por Jack Kerouac, Pull My Daisy marca la irrupción de Robert Frank en el cine. Este icono de la filmografía norteamericana independiente, que documenta la vida cotidiana en un loft en el Bowery de Nueva York, constituye una visión clásica del alma de la generación Beat.
This Song for Jack
This Song for Jack
Robert Frank, Estados Unidos 1983, 16 mm, 30'.This Song for Jack, un canto de cisne en memoria de Jack Kerouac, se filmó en un encuentro de beatniks en ocasión del 25 aniversario de la publicación de En el camino.
Energy And How To Get It
Energy And How To Get It
Robert Frank, Estados Unidos 1981, 16 mm, 28'.Esta divertida parodia sobre los documentales, en la que Frank reflexiona sobre la verdad y la ficción, tuvo como protagonistas a William Burroughs, en el papel de Zar de la Energía, y a Robert Downey como un agente de Hollywood.
Moving Pictures
Moving Pictures
Robert Frank, Estados Unidos 1994, vídeo, 16’5’’.Este film mudo, que zigzaguea entre la fotografía, el metraje encontrado, el metraje proyectado y la realidad filmada, refleja el interés de Frank por las transiciones temporales y espaciales entre la fotografía y el cine. En él, se imponen el silencio y el vacío, en tanto que la naturaleza inconexa de la memoria se reordena en secuencias asociativas paralelas a la naturaleza de la imagen fotográfica.
Me and My Brother
Me and My Brother
Robert Frank, Estados Unidos 1965-1968 (reeditada en 1997), 35 mm, 91’.Este primer largometraje de Frank, en el que contrapone lo falso con lo auténtico y la representación de un papel con el ser real, es un falso documental que describe el mundo interior y exterior de Julius, el hermano catatónico del poeta Peter Orlovsky. El film se reeditó en 1997 para conmemorar el fallecimiento de Allen Ginsberg.
Summer Cannibals / Patti Smith
Summer Cannibals / Patti Smith
Robert Frank, Estados Unidos 1996, 35mm, 5'.Esta potente película, rodada en un blanco y negro austero y sugerente, muestra a Smith en su interpretación, sensual y rugiente, de su críptica canción Summer Cannibals.
Candy Mountain
Candy Mountain
Robert Frank, Suiza/Francia/Canadá 1987, 35 mm, 91'.Candy Mountain, en la que hacen una aparición especial Arto Lindsay, Joe Strummer y Tom Waits, es una road movie sin pretensiones, divertida y cáustica, que nos relatala búsqueda, por parte de Julius Brooke, del famoso guitarrero Elmore Silk.
Flamingo
Flamingo
Robert Frank, Canadá 1996, vídeo en blanco y negro, 5’.Es hora de decir algunas palabras: sobre la construcción de una casa, sobre la proyección de diapositivas.” La voz de Miranda Dali, lírica y distorsionada, comenta la construcción de unos nuevos cimientos para la casa de Frank en Nueva Escocia, en tanto que los vestigios de un recuerdo en blanco y negro fluyen en un rápido montaje.
The Sin of Jesus
The Sin of Jesus
Robert Frank, Estados Unidos 1961, 35 mm, 37'.Este segundo film de Frank, basado en una narración de Isaac Babel, es uno de los más estilizados y da prueba de que su visión cinetográfica es cada vez más elaborada. En esta parábola, sombría y bergmaniana, Jesús se niega a mostrarse clemente con una joven y le da un ángel guardián, que acaba seducido por ella.
OK End Here
OK End Here
Robert Frank, Estados Unidos 1963, 35mm, 32'.Este impresionante corto sobre la apatía de las relaciones modernas muestra el interés de Frank por la Nouvelle Vague francesa y Michelangelo Antonioni, pero las instantáneas cinematográficas de la vida urbana responden en gran medida al estilo de su propia serie fotográfica The Americans.
What I Remember from My Visit with Stieglitz
What I Remember from My Visit with Stieglitz
Robert Frank, Canadá 1998, vídeo, 7'.Se trata de una evocación de la visita de Frank a la residencia del fotógrafo Alfred Stieglitz, en la que se mezclan la realidad y la ficción en un análisis nostálgico de la interacción entre el recuerdo, el lenguaje y las imágenes.
About Me: A Musical
About Me: A Musical
Robert Frank, Estados Unidos 1971, 16 mm, 30'.Pensada en un principio como una película sobre la música, al final About Me se convirtió en un irónico autorretrato en el que aparecía una joven actriz que interpretaba al propio Frank, así como un gospel conmovedor cantado por reclusos afroamericanos en el corredor de una cárcel.
Life Dances On
Life Dances On
Robert Frank, Estados Unidos 1980, 16mm, 30'.Las fotografías deberían funcionar en el cine como pausas y ventanas que muestran otras épocas y otros sitios.” Robert Frank Éste es un film inconexo, metafórico y personal sobre el duelo, que propone un análisis definitivo de los límites de la fotografía.
Home Improvements
Home Improvements
Robert Frank, Estados Unidos 1985, vídeo, 29'.El primer proyecto de vídeo de Frank es un diario personal de los hechos trascendentales que unen su vida artística con la personal.
C'est vrai! (One Hour)
C'est vrai! (One Hour)
Robert Frank, Francia 1990, vídeo, 60’.Un viaje de una hora por el Lower East Side de Manhattan que capta la sorprendente intimidad de la vida en las calles de Nueva York, en tanto que presenta una mezcla imprevisible de casualidad y control.
Last Supper
Last Supper
Robert Frank, Suiza / Reino Unido, 1992, 16 mm, 50’.En un solar vacío de Harlem, un grupo de neoyorquinos de élite prepara una fiesta en honor de un escritor, que debe firmar libros pero que no se presenta. Los vecinos del barrio deben atravesar la recepción, mientras los invitados se obsesionan sobre la identidad, el prestigio social y el éxito. Al final, se entienden los temores y dudas del escritor, con insinuaciones irónicas.
Sanyu
Sanyu
Robert Frank, Suiza/Francia 2000, vídeo, 27'.Una búsqueda que se describe a sí misma. Filmada en París y Taiwan, la película es un réquiem por San Yu, un importante artista chino que murió en París en el anonimato. Se trata de un film sobre el arte, la historia, los sueños y el amor, que también cuestiona la autenticidad de las descripciones documentales.
Paper Route
Paper Route
Robert Frank, Canadá/Suiza 2002, vídeo, 26'.Vida en movimiento. Una mañana de invierno, Frank acompaña al activo Robert MacMillan en su ruta diaria para repartir periódicos por las ciudades de la Nueva Escocia rural. Un film lleno de sentido del humor y lacónico, inspirado por el deseo de Frank de comprender mejor cómo vive su vida la gente.
EL MAR DE LA MEMORIA
M, DE NICOLÁS PRIVIDIERA. DOCUMENTAL. ARGENTINA, 2005.
I. M es un film engañoso el buen sentido (como debe ser el buen cine). Muestra algunos elementos, y la mayor parte quedan ocultos. Por ejemplo, aunque uno pensaría a priori que se estaría hablando sobre el pasado -exclusivamente-, M habla más sobre el presente. Y de cómo ese pasado influye sobre el presente, lo resignifica y lo cuestiona.
II. Esto es así hasta tal punto que por momentos la búsqueda casi detectivesca sobre el destino final de Martha Sierra casi parece una excusa para indagar sobre cuestiones de la militancia en la década del '70, y cómo esas visiones revolucionarias pueden dialogar con el hoy. M es, entonces, un film de díalogo entre distintas generaciones. Y diferentes (opuestas) miradas.
III. Al comienzo del film, se nota que Prividiera sabe muy poco del tema, y adonde se está metiendo. Así, el director se embarca en una búsqueda aparentemente infructuosa sobre los supuestos lugares de detención de su madre -la mansión Seré, el Batallón 161, etc- y sobre el exacto papel que ella cumplía dentro de los militantes del INTA. ¿Estaba más o menos involucrada?¿Realizó operaciones armadas? ¿Era eso importante?
IV. Para ello, el director entrevistará a las personas que la conocieron, que trabajaron con ella, que compartieron -equivocadamente o no-sueños de cambio. Los sobrevivientes, que casi todos estuvieron también secuestrados, se embarcan en los recuerdos y en una de las escenas finales, puesta allí por el director con gran astucia, en el papel de la militancia en aquella época.
V. Estamos, entonces, ante una película de encuentros, un film coral,ante el rompecabezas de una época a la que -siempre- le faltará la pieza más importante. Ante la búsqueda de una verdad que se escapa como arena entre los dedos.
VI. M se sumerge, además, en la responsabilidad civil durante los años de plomo, y como operó el circuito de delaciones y agachadas durante la represión.
VII. Durante el film, veremos las broncas de Nicolás, también sus paulatinos descubrimientos y sus reflexiones sobre los díalogos con las compañeras de Martha.Y también como muchos de los postulados de los '70 le suenan hoy a lugares comunes, a mera retórica.
VIII. M está estructurada a primera vista alrededor de un vacío, de una ausencia. Pero esa ausencia, paradójicamente, llena toda la película, le da su forma.
IX. Las filmaciones en Super-8 de la época en que Martha fué secuestrada no están para el ejercicio lacrimógeno de la nostalgia, son de alguna manera, contemporáneas. Respiran.
X. El director hizo mención en el programa "El refugio de la Cultura" que su película es un film sobre "grises", sobre esa zona indeterminada de la militancia. y no sobre los que sostenían posturas extremas, los jugados, los que ya no tenían nada que perder. Como dice una de sus compañeras "los perejiles, sí". Pero para las fuerzas de represión no existían, desde ya, las zonas grises.
XI. Y se suma a toda una serie de cuestionamientos a la lucha armada desde adentro, desde sus propios protagonistas. Como bien dice Prividiera, desde un lugar análogo al de Pilar Calveiro u Oscar del Barco, que cada uno por su lado, intentan poner en discusión un tema postergado desde hace años.
XII. Una historia dentro de otra historia: el día del preestreno en el Atlas Recoleta, se presentó una señora, Ana Youssefián. Le entregó un cuaderno al director que se hallaba allí presente. Era el diario privado de Martha Sierra; escrito mientras esudiaba en la universidad, entre 1958 y 1962. La señora Youssefián lo había guardado durante casi cuarenta años. El día anterior al preestreno vió la cara de Martha en la televisión. Allí se enteró que Martha estaba desaparecida. Ubicó al director y vino al cine. Luego de entregarle el diario,se quedó a ver la película, naturalmente. Cuando la función terminó, la mujerestaba desolada. Y quien esto escribe se acercó a ofrecerle un módico consuelo y a charlar con ella. "Martha volvió a través del diario", comentó en algún momento.
XIII. Y me hizo pensar en ese viento y esa imagen del reflujo del agua con que concluye el film. Ese algo indefinible que siempre volverá, por más que se intente evitarlo.
Eduardo ChinaskyATRAPAR EL PASADO
LOS PROXIMOS PASADOS (VIDA Y MUERTE DE UN MURAL DE SIQUEIROS). DE LORENA MUÑOZ. ARGENTINA, 2006. DOCUMENTAL.
Ejercicio Plástico se llama la obra que plasmó David Siqueiros en la década del ´30 en la quinta de Natalio Botana. Al borde mismo de la instalación (el mural cubría no sólo las paredes del sótano del entonces remoto Xanadú de Botana, sinó el techo y el piso), respondía al pensamiento del pintor que en esa època propugnaba -a través de su propia voz, que se escucha en el filme, como documento invalorable - “una obra de arte total”, un “arte dinámico pare espectadores dinámicos” (¿cine?).
Realizada con la ayuda de Castagnino, Spilimbergo, y Berni -nada menos- el mural era de tema erótico, con unas ondinas que se movían a través del agua. Mientras Siqueiros lo pintaba, Botana deseaba ardorosamente a la mujer del artista, Blanca Luz. Así, la obra fué realizada bajo la tensión de un triángulo amoroso que se iba a blanquear cuando el mural estuviera terminado, y el artista mexicano -ya desterrdo de su país- iba a ser expulsado también de éste, bajo la presidencia de Agustín P. Justo.
Lugar de descomunales bacanales eróticas -según las leyendas de los vecinos del lugar-, luego de la muerte de Botana, la beata esposa del dueño posterior trató de hacer desaparecer la obra, arrojándole entre otras cosas ácido y cal. Después de varias idas y venidas judiciales, y de la demolición del palacio del magnate del diario Crítica, el mural duerme hoy su sueño de injusticia en un container de San Justo.
Lorena Muñoz (la codirectora, junto con Sergio Wolf de Yo no sé que me han hecho tus ojos, excelente búsqueda de lo que quedaba de la cantante Ada Falcón) emprende la búsqueda del derrotero de este mural maldito y olvidado, a través de las personas que conocieron a los protagonistas. Especialmente a través de los hijos de los pintores que colaboraron en le proyecto: Spilimbergo, Berni, Castagnino. Y ese viaje en tren a don Tortcuato, los descendientes hacen también un viaje en el tiempo, hacia ese pasado mítico de reuniones fastuosas, celebridades y arte.
Presente y pasado dialogan, entonces, y el film se dispara en múltiples direcciones sin perder su centro, con un ritmo agil -aunque el relato no está exento de melancolía- y en su decurso no hay un mero encadenamiento de testimonios, sino que la directora trenza los relatos, tratando de atrapar la vida que perdura en las voces del ayer y en alma de las cosas y confrontarla con el recuerdo de las personas y la emoción de hoy, construyendo una poética reflexión sobre el tiempo y la pérdida. No es casual tampoco el acento que Muñoz pone en Botana, nuestro Citizen Kane, y el vano ejercicio de aproximarse a la verdad última sobre la vida de una persona, como bien lo demuestra la película de Welles. Inolvidable es la escena en que - ya en la actualidad- una experta de arte va hacia donde está la obra, y trata de ingresar inútilmente, siendo tratada poco menos como a una delincuente. Éste será, además, el único plano exterior del container donde está hoy Ejercicio Plástico.
Suspendidos nosotros los espectadores en el tiempo y el espacio, la directora nos lleva hacia adelante y hacia atras en los sucesos que desembocaron en este presente de olvido y pérdida: los intrincados laberintos legales, la censura, la codicia y el miedo. Éstos y no otros son los verdadros artífices de la destrucción aparentemente irreversible del mural.
En un ejercicio de reflotar el mural de la nada en que estuvo sumergido, un grupo de artistas plásticos lo reconstruye a escala para que la cámara lo recorra gozosamente en el plano final.
No está de más el subtítulo del film Vida y muerte de un mural de Siqueiros, al tratar a esta obra de arte como si fuera un ser humano, desde su luminosa concepción hasta su encierro en un ataúd de metal, donde fué sepultado aún con vida, esperando como princesa de cuento en un sueño de muerte que alguien - los amnésicos de siempre- venga a rescatarlo, antes que sea demasiado tarde.
Eduardo Chinasky
ULTIMO MOMENTO
Fernando Sánchez, diputado del ARI, , presentó un proyecto de ley de expropiación del mural de Siqueiros. Realizado en colaboración con Teresa Anchorena, que preside la Comisión de Patrimonio Arquitectónico de la Legislatura Porteña, el proyecto intentará rescatar a la obra de arte de la maraña de litigios, de socios quen se consideran damnificados y del destino al que lo confinó la sucesión de Héctor Mendizábal, empresario y coleccionista de arte. Cabe señalar que no es la primera que Anchorena intenta rescatar esta -sin exageración- obra maestra del arte universal, de valor singular para los argentinos. Años atrás, cuando era funcionaria de la Cancillería, había iniciado una gestión con Rosario Green, ex embajadora de México en la Argentina, pero lo único que se logró fué que la pieza fuera declarada de interés histórico nacional (decreto 1045/2003), pero el mural siguió encerrado en su trampa de metal con el riesgo de deteriorarse para siempre. Si se aprueba el proyecto de ley del diputado Sánchez, se deberían abrir en un plazo perentorio los cuatro contenedores en presencia de expertos de arte que puedan constatar el estado de conservación de la pieza.
Eduardo Chinasky
SALVEN AL MURAL
www.losproximospasados.com.ar
EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO
MOLIÈRE, DE LAURENT TIRARD. FRANCIA, 2005. CON ROMAIN DURIS, LAURA MORANTE YLUDIVINE SAGNIER.
París, 1644. El joven Jean-Baptiste Poquelin, líder del Theatre Troupe, está en completa bancarrota. A los 22 años, y purgando una prisión por deudas, Molière -un joven de buena cuna que ha resignado sus privilegios por amor al teatro- es liberado por la fianza pagada por un desconocido y desaparece sin dejar rastro durante varios meses. Cuando reaparece en París, llevará su troupe de gira por las provincias durante trece años.Tomando como punto de vista este misterio nunca aclarado, este tiempo en blanco, el director Laurent Tirard ha elaborado una aventura en la que se puede ver al joven Molière atrapado enuna divertida encerrona de mentiras y engaños. Una coyuntura de la cual el dramaturgo saldría transfigurado, convertido en el más grande autor de la historia del teatro francés. El film abreva en las situaciones y personajes del genial dramaturgo, situándolas en un contexto más real, tal como debían haber sido en aquella época. El joven Molière es rescatado de la cárcel por el adinerado Jurdain, que pretende a la bella y fatua Celimène. Para ello, ha escrito una obra de teatro de corte clásico "Zeus et Polyxenne", y quiere que Molière la lea, y le dé su aprobación. De allí en más, se suceden toda clase de enredos, en los que la película y el teatro del siglo XVIII se influencian y se retroalimentan mutuamente. Es ésta una película-esponja, que absorbe todas las carácterísticas y también los cambios que se han dado en el teatro desde hace tres siglos. Por ejemplo, Celimène es una recreación de la Celimène de El Misántropo, y está rodeada de personajes sacados de las Preciosas Ridículas. Molière es, además en varios momentos un espectador de los hechos que ocurren dentro de las misma trama, y él mismo se sitúa como uno de ellos, al hacerse llamar Sr. Tartufo -emblema del engaño y la falsedad. Duris aporta una enorme intensidad y una gran presencia, en un papel para nada fácil. Es destacable la escena en que Molière pasa de la Tragedia a la Comedia, por la presión de las circunstancias, en apenas un chasquido de dedos, en una escena digna de Buster Keaton. Jurdain, por otra parte, es el Orgón de Tartufo, y principalmente el Harpagón de El Avaro. Personaje sumamente complejo, al principio puede parecer despreciable; por más astuto que sea, también es como un niño al que se puede llevar adonde se quiera.La bellísima Laura Morante -como la esposa de burgués Jourdain- aporta intensidad y melancolía. Y Ludivine Sagnier(La piscina) encarna a una Celimène sexy, manipuladora, y un tanto arpía. Más allá de algunos lugares comunes, la película entretiene, hace reír, hace pensar, y plantea algunas cuestiones escenciales sobre la Tragedia y la Comedia, problemas sin tiempo, que atañen al teatro en todas sus épocas.
Eduardo Chinasky
No hay comentarios:
Publicar un comentario