sábado, 11 de octubre de 2008

LA COMEDIA DE LA VIDA



PEQUEÑA SINFONÍA DE DESESPERANZA

LA COMEDIA DE LA VIDA (DU LEVANDE)
Dirección y guión: Roy Andersson
Intérpretes: Elisabeth Helander, Bjorn Englund.
Duración : 95 min. Origen: Suecia, 2005.


“Nada hay que sea inofensivo. Las pequeñas alegrías, las manifestaciones de la vida que parecen exentas de de la responsabilidad de todo pensar, no sólo tienen un momento de obstinada necedad, de tenaz ceguera, sin que además se ponen inmediatamente al servicio de su propia antítesis” (T. Adorno, Minima Moralia)

Andersson es un cineasta peculiar: sólo ha filmado cuatro películas en 37 años. Tras su auspicioso debut “A swedish love story”, cayó en el fracaso más estrepitoso y la bancarrota con Gilliap. Pasó los siguientes 25 años dedicado a la publicidad, para retornar hace algunos años con la excelente Songs from the second floor, inspirada en los cuentos de César Vallejo. Y ahora, La comedia de la vida, ya presentada en el último BAFICI, en una retrospectiva dedicada a toda su filmografía.
Hay que poner las cosas en su lugar: Andersson no es un director fácil. Heredero de la tradición realista de Bo Widerberg (contraponiéndose al estilo más artificioso de Ingmar Bergman, tanto en actuaciones como en temática), Andersson trabaja un tono casi hiperrealista, pero a su vez, se despega hacia el absurdo, o el surrealismo. Entre estas dos aguas navega su cine.
La comedia… es un film coral, sin un guión lineal, atendiendo al axioma que reza: una acción, un corte -sin cortar en movimento, como en la mayor parte del cine clásico-, lo que le da al film cierto tono teatral (la acción empieza cuando usted llega, para hacerla fácil). Pero este estilo no lo desmerece, al contrario; nos hace descansar de agobiante estilo mainstream actual.
La película tiene un tono deliberadamente menor, de cuarta –sólo basta ver las casas, las ropas, los electrodomésticos- y se desarrolla mayormente en ambientes lúgubres. El uso de filtros en la imagen, que le confieren un tono gris azulado, aumenta todavía más el efecto deprimente del film. Pero así es el filmografía de Andresson. La desesperanza, el absurdo de la existencia, las interrelaciones entre los diferentes personajes –como se agreden, se aman, se ignoran o se lastiman a sí mismos- son los temas que aborda el director sueco, con calidad algo despareja. Lo mejor es la gloriosa escena final, que parece decirnos que si seguimos por este camino no tenemos futuro.Hay que decir que Gilliap, su segundo filme, era superior. Pero, más allá de consideraciones personales, lo bueno es que este tipo de cine todavía se filme, y –lo que es más milagroso- es que se proyecte en una sala porteña en fílmico, lo que constituye una apuesta muy arriesgada de parte de los exhibidores. Por eso, Musidora-Cine recomienda entusiastamente esta película.
Posdata: "Du levande" quiere decir "Ustedes, los vivos" en sueco. Es obviamente mucho más adecuado éste título que "La comedia de la vida", como se la tradujo aquí.
Eduardo Chinasky

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