
SIGNO DE LOS TIEMPOS
Irma Vep (1996), de Olivier Assayas, es una película sobre la posmodernidad. Compuesta de fragmentos de distintos discursos, sus citas (algunas falsas), son trazas que remiten a su vez a otras trazas. La superposición de múltiples elementos, y la hibridación de distintos códigos estéticos, revelan un afán de deconstrucción desde el collage (o decoupàge) muy acorde con estos tiempos. Assayas se plantea entonces como objetivo la posibilidad de desplegar acontecimientos fragmentados y romper con el ideal de una razón totalizadora de lo bello, no habitando ningún centro. Comparte con El desprecio (Jean-Luc Godard, 1963), por ejemplo, la narración sobre el proceso –y el fracaso– de la realización de un film, Y las son son una summa, un cúmulo de influencias, ideas sobre el cine, el arte, el amor, la vida. Pero no en un estilo recargado -tanto narrativamente como en la puesta en escena- sinó como un gran travelling.
Su protagonista es una estrella del cine de Hong Kong llamada Maggie Cheung, interpretada por...Maggie Cheung. No es un tema nuevo , en verdad, para Assayas, quien en su época de redactor de Cahiers du Cinéma (es decir, mucho antes de que Quentin Tarantino “descubriera” a John Woo, a Jhonnie To o a Ringo Lam) ya había escrito sobre el cine oriental. El argumento es engañosamente simple: el director René Vidal (Jean-Pierre Léaud, protagonista de varias cintas de Truffaut), a esa altura ya un realizador olvidado, intenta filmar una remake muda, protagonizada por una actriz china, de Les Vampires, un serial de 1915 de Louis Feuillade, protagonizado por Musidora como Irma Vep, sobre un misterioso grupo de ladrones de joyas, y no lo consigue.
Según la reseña aparecida en los Cahiers du Cinéma en el momento del estreno en Francia, Irma Vep “está por entero dedicada al movimiento como forma contemporánea de ser en el mundo, como nueva forma de relación con lo real. No se trata de que la cámara se mueva todo el tiempo (aunque lo hace), ni de que el montaje sea particularmente disruptivo (aunque lo es), sino de que el film se organiza en torno del principio de aceleración y otorga velocidad a todo, tanto al relato como a los personajes”
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