lunes, 17 de noviembre de 2008

ANDREI TARKOVSKI

LA APISONADORA Y EL VIOLÍN

Infancia y juventud

Nacido en la localidad de Zavrazhe, Ivánono, Unión Soviética (ahora Rusia). Su padre fue el reconocido poeta Arseni Tarkovski. En su juventud, estudió música, pintura y escultura, aprendió lenguas orientales en Moscú antes de interesarse por el cine, también trabajó como geólogo por un tiempo en Siberia. Se inscribió en la aclamada Escuela de Cine VGIK (Instituto Estatal de Cinematografía de todas las Rusias), bajo la enseñanza de Mijaíl Romm, realizó cortometrajes y conoció a quienes serían sus mejores amigos y compañeros de clase, Sergéi Parayanov y Mijaíl Vartanov; al tiempo que estudiaba cine también estudiaba violín, al punto que el film con el cual obtuvo la graduación es: La aplanadora y el violín.
Sus filmes
Tarkovski pronto fue el centro de atención de todo el mundo con su primer largometraje La infancia de Iván (1962), que obtuvo el León de Oro del Festival de Cine de Venecia, Italia. Sin embargo, pronto Tarkovski cayó bajo la estricta vigilancia de las autoridades rusas, que temían que sus siguientes filmes no siguiesen los alineamientos del Partido Comunista de la Unión Soviética (no mostrar imágenes religiosas, p. ej.) y mostrasen el otro rostro de la Unión Soviética de este modo se le recortó el presupuesto para filmar El idiota de la familia de Fiódor Dostoyevski y se le negó enteramente el rodaje de una película dedicada al Evangelio de Lucas. Eran los años de la Guerra Fría y cualquier denuncia —ya fuera de manera directa o velada— hacia el régimen en cualquiera de las facetas artísticas era pronto reprimida. Como resultado de esa vigilancia, el siguiente film de Tarkovski, Andréi Rubliov (1966), fue prohibido hasta 1971. Andréi Rubliov fue exhibida a las cuatro de la mañana del último día en el Festival de Cine de Cannes, Francia por orden expresa de las autoridades rusas con el fin de evitar cualquier posible nominación a los premios (de hecho, no ganó ninguno) y fue distribuida parcialmente para salvaguardar las apariencias.
A pesar de que no tenía control sobre el destino final de sus filmes, Andréi Tarkovski siguió filmando. Su siguiente filme, Solaris (1972), fue pronto aclamada en el Este y considerada por muchos como la respuesta soviética a la película 2001: Una odisea del espacio, del director estadounidense Stanley Kubrick, aunque Tarkovski siempre afirmó que no la había visto. De acuerdo a su libro póstumo Esculpir el tiempo y a su propio testimonio dentro del documental Tempo di viaggio, Andréi Tarkovski consideraba Solaris como su película menos lograda porque no había conseguido escapar de las reglas del género de ciencia ficción.
Sin embargo, trabajar en la Unión Soviética significaba trabajar siempre con las limitaciones, tanto creativas como cinematográficas, impuestas por las autoridades rusas. Sobrepasar tales limitaciones significaba problemas fuertes para cualquier cineasta ruso. En 1975, Tarkovski tuvo un problema con las autoridades, que por poco le costó la cárcel, a raíz de su película Zerkalo (El espejo), una densa y autobiográfica película con una radical e innovadora estructura narrativa.
Su siguiente película, de corte fantástic, Stalker (1979), tuvo que ser filmada de nuevo, con una dramática reducción económica en la producción, después de que un accidente en el laboratorio destruyese totalmente la primera versión filmada. Nostalgia (1983), filmada en Italia, fue su última película realizada bajo la estricta vigilancia de la Unión Soviética, ya que poco después de su filmación Tarkovski huyó con su esposa a Suecia, cansado de las maniobras represivas de las autoridades hacia su obra cinematográfica.
Su última película, Sacrificio (1986), fue filmada en Suecia con la ayuda de los colaboradores habituales del cineasta sueco Ingmar Bergman, ganó cuatro premios en el Festival de Cine de Cannes, un hecho sin precedentes en la historia del cine ruso. Sin embargo, en esos meses Andréi Tarkovski estaba sufriendo los estragos del cáncer y le fue imposible asistir a recoger el Premio Especial del Jurado que obtuvo esta película, y fue su hijo Andriushka quien lo recogió ante un aplauso general que se prolongó durante varios minutos.

Su obra cinematográfica en la actualidad


El más famoso director soviético desde Serguéi Eisenstein, Andréi Tarkovski es uno de los máximos representantes del cine ruso, cuyas películas son intensamente íntimas, ocasionalmente controvertidas, siempre hermosas en cada fotograma; y es por eso por lo que es considerado como un poeta del cine. Él se mostraba interesado en el hombre y su búsqueda de respuestas de la vida misma, la decadencia de la verdadera espiritualidad en la sociedad moderna y la incapacidad de la humanidad para responder adecuadamente a las demandas de la tecnología, que domina cada vez más todo el espectro de la vida humana .Andréi Tarkovski consideraba que su película Andréi Rubliov era el mejor ejemplo para mostrar a la gente cuál es el verdadero rol y la responsabilidad real del artista en la sociedad, aludiendo a que él mismo, como cineasta, no tenía por qué ser obligado a ser un mero trabajador del estado ruso que reflejase simplemente las maravillas de la política rusa.
Interesado en ir más allá del lenguaje cinematográfico —tal y como hiciera Serguéi Eisenstein a comienzos del siglo XX—, Tarkovski exploró nuevas formas de narrativa cinematográfica, que influyeron en la nueva generación de cineastas, y desarrolló una interesante teoría cinematográfica, a la que llamó «Esculpir en el tiempo». Él mismo destacaba una característica del cine: la capacidad de fijar el tiempo. A partir de esta idea, el cineasta debe esculpir un bloque de tiempo para dejar al descubierto la imagen cinematográfica. Después de El espejo, Tarkovski anunció que se dedicaría completamente a seguir las premisas dramáticas del filósofo Aristóteles: concentrar totalmente una historia en un sólo lugar bajo un sólo día "solar" (es decir, desde que sale el sol hasta que vuelve a hacerlo) en algún momento del tiempo. Sacrificio (en el cual se filmó una escena de 10 minutos de duración, algo completamente inédito en la historia del cine mundial) es considerada por muchos como el perfecto reflejo de la legendaria teoría cinematográfica de Andréi Tarkovski.
Los archivos documentales de Tarkovski —que incluyen guiones, fotografías, artículos escritos por él mismo, entre otras cosas— se conservan en la actualidad en la Fundación Andréi Tarkovski, dirigida por Andréi Tarkovski, hijo del director, que tiene sus sedes en Moscú, Florencia y París.

El violín y la aplanadora
Un impecable cuento que se erige entre el trajín diario de un niño y el de su amigo ya adulto en medio de la transformación física de un país golpeado por la guerra y en vías de transformación. Siguiendo los pasos simbólicos, aunque aquí más realista., pero no menos bellos, de El Globo Rojo, esta historia hace que recorramos junto a Sasha las fugas de un niño por un país en reconstrucción. Se demuele lo viejo, se levanta la modernidad, el país se reconstruye. Sasha se encuentra rodeado por el abuso callejero, la amistad, las necesidades, las obligaciones, el incipiente enamoramiento por una nena.
Sasha, un niño con una singular afinidad por el violín, a veces fastidiado por los muchachos del barrio, conoce al operador de la aplanadora que alquitraniza la calle frente a su edificio. A partir de este inusual personaje y su poderosa máquina, el pequeño protagonista comienza una amistosa relación y un recorrido por el Moscú de post-guerra. A través de un breve relato, el examen de graduación de Tarkovski nos pasea por un historia bellamente fotografiada, con algunas torpezas técnicas, pero rescatando sin sobresaltos ni falseamientos la simple fantasía de un niño con la realidad implacable de su etapa.
Con un nivel alto en narración tanto en lo visual como en los diálogos y situaciones de gran emotividad, El violín y la aplanadora muestra dos mundos pequeños y despreciados, el mundo del obrero y el del artista ridiculizado.
Quizá vaya muy lejos, pero la unión de estos personajes opuestos es de una hermandad implícita, una invocación a un paternidad desconocida.

Recordemos que nunca vemos al padre de Sasha, quizá murió en la guerra o es soldado, lo importante es la necesidad de un protector, de un amigo, de un guía, de un compañero de vivencias que siempre esté ahí. Aun cuando no comprenda su música, el niño le enseña, le habla con su perfecto conocimiento de las propiedades del sonido. Carecía tanto de la conciencia de las necesidades de su época, que en su acomodado departamento nunca conoció, como de la capacidad de enfrentar la hostilidad. Fue Sergei quien le enseñó a enfrentar a esta última por medio de la justa dureza que sólo un padre-amigo puede ofrecer. La tensión familiar se siente en el aire. Aun así la imagen materna es respetada. ¿Por qué la madre de Sasha no lo acompaña a su examen de violín?
Por otro lado, muchos de los niños de post-guerra, que perdieron a sus padres, sienten envidia, tanto de la afinidad fraternal entre Sacha y Serguei, como del talento artístico del pequeño burgués. “Sólo eres bueno con el violín” –grita el rudo líder de la pandilla, cuando Sasha disfruta de su momento de liderazgo sobre la aplanadora-.
A Sasha no le permiten salir al cine con su amigo, pero puede fantasear. Serguei, que con naturalidad esperaba a su pequeño amigo cerca del cine, decide al fin darle la oportunidad a una obrera que parece estar enamorada de él. Mientras tanto la fantasía de Sacha une al obrero y al artista.
Búsqueda de datos y algunas observaciones: Amanda Garma

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola
Pasame un mail y te envío la gacetilla de la 1er FERIA INTERNACIONAL DE COLECCIONISMO DISCOGRAFICO DE BUENOS AIRES.
Saludos.

Jimena Benitez Miranda
www.starevents.com.ar
ofic 011-2050-2600/9444